Antonio Díaz-Florián
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BIOGRAFÍAMONTAJES PIEZAS ARTÍCULOS
 
     
 

2007 - El bufón trágico andino y su tocayo europeo - A. Díaz-Florián.
2004 - El Corral de Comedias en compañía del Caballero de Olmedo - A. Díaz-Florián.
2004 - La Cartoucherie: une aventure théâtrale - Joël Cramesnil. (extractos del libro en francés)
2000 - Teatro Latinoamericano: Entrevista Díaz-Florián - Osvaldo Obregón.
1991 - Tamerlan: The beauty of the Resistible Tyrant. - Brian Singleton.

 

EL BUFÓN TRÁGICO ANDINO Y SU TOCAYO EUROPEO

 A. Díaz-Florián

Uno de los desastres mayores de cualquier colonización, es lograr  hacer creer al colonizado que su riqueza cultural no es válida. Que tan solo la cultura del vencedor es buena. 
Un sentimiento de inferioridad se va instalando día o día, año tras año y siglo tras siglo, en la mente del colonizado.
El resultado es que el nativo llega a destruirse, no tan solo culturalmente sino también físicamente. 

No es menester citar los medios que utiliza el colono para dominar al pueblo vencido, ya que son innumerables; desde el uso de la fuerza armada hasta la estética filiforme de los desfiles de moda.

En el caso que nos preocupa - la representación teatral - los colonizadores vinieron con  su "Siglo de Oro", su "Teatro Isabelino " y su "Teatro Clásico", tres armas poderosas que, apoyadas por las fuerzas inagotables del Teatro Griego  y Romano; lograron rápidamente hacer desaparecer cualquier cultura autóctona. No tan solo en América sino en casi todos los continentes.

Aunque el colonizador haya pensado durante siglos que el "salvaje" no tiene alma y que por tanto es un ser sin sentimientos; ha tenido que revisar sus opiniones al respecto.
No tanto por el sacrosanto "amor a su prójimo", sino por sus propios intereses económicos.

No hay cultura que no esté unida intrínsecamente a la economía del poder.
Éste utiliza  tanto embajadores políticos como culturales (de los cuales quizás hace parte quien escribe este artículo), que dejan por un tiempo sus  universidades paradisíacas, y  vienen  a recorrer los campos devastados culturalmente por sus antepasados.

Estos estudiosos, de buena voluntad y casi siempre ciegamente fieles al poder que les envía,  logran  traducir las riquezas culturales nacionales al lenguaje del colonizador.
Los resultados son guardados en las bibliotecas-museos de Europa para ser utilizados a su debido tiempo.

La materia prima y la materia cultural tienen muy pocas  diferencias. Todo es un gigantesco mercado.
Nadie trata al cazador ni al pescador de asesino. Si mata o pesca, es por necesidad.
Del mismo modo no podemos reprochar al colonizador su condición.
Éste  defenderá,  ad vitam eternam,  su pueblo y su cultura  y ante tal nobleza de  sentimientos poco tenemos que decir.
Achacar al "gringo conquistador" todos nuestros males no nos sacará del estado de sumisión cultural en que nos encontramos. 
A parte del placer de gritarlo en una plaza en un "mitin" político, el insulto no ha detenido el avance arrasador de las fuerzas culturales colonizadoras.

¿Qué reproche podemos hacer a un gran Actor, miembro de una de las tres grandes instituciones teatrales europeas, cuando  viene a enseñarnos su cultura?
Ninguno, en absoluto.

¿Que  acepte que es el representante de los gobiernos  que siguen colonizándonos?  Sería lo máximo que se les puede pedir.
Somos nosotros quienes debemos comenzar a mirar el mundo con los ojos que la madre naturaleza nos dio y que nuestra gente nos inculcó.
Debemos tener conciencia de quién somos y aceptar lo que somos. 
Debemos des-alienarnos ante el "señoriíto" que desde que llegó a nuestras tierras, es, y sigue siendo, oráculo de saber y cultura.

Esto se logrará a través de una toma de conciencia de nuestra identidad cultural y un trabajo titanesco e inevitable.
El demonio del extremismo nos acecha.
Es nuestro deber no caer en el integrismo cultural; de lo contrario un día  veremos  fogatas públicas  en las que se quemarán las obras de Calderón, Shakespeare o  Molière.

Sobre los escenarios europeos o  los tabladillos de plazas populares,  los sentimientos de todo ser oscilan entre dos polos: la risa y la tristeza.
Que Shakespeare los haya expresado maravillosamente, inspirado por la desoladora belleza de las tierras nebulosas de Inglaterra,  no  implica, que nosotros, los colonizados, mengüemos valor a la fuerza sentimental que una artista ayacuchana imprime a su música. Por ejemplo cuando canta : "el olor  de la sangre del pueblo es hermoso.. cuando huele a pólvora y dinamita... ¡carajo!".

Uno de los personajes más emblemáticos de la tragedia europea puede ser Ricardo III .
No cabe duda alguna de que su autor será difícilmente superable en su estilo.
Pero, me pregunto:
¿ Necesitamos que un miembro de la Royal Shakespeare Company venga a explicarnos los sentimientos del autor?
¿ A caso nuestras pasiones y sentimientos no son suficientes para interpretar a nuestra manera Ricardo III sin tener que referirnos constantemente al modelo europeo? 

Queremos hacer comprender que los sentimientos que animan al "Bufón Ricardo" son los mismos que  animan al "Bufón Nacional".

Que el  "Bufón" puede ser un  Prometeo, que deja la comodidad del Olimpo, roba el  fuego a los dioses y baja a la tierra para ofrecerlo a los hombres.

O bien,  un Ministro de Industria,  que deja su isla y sus oficinas y sube a las montañas andinas,  llevando,  en su estrella de comandante, el ápice de esperanza que servirá de aliento al campesino para continuar la lucha.

Madrid, 6 de Julio 2007

 

 
     
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